miércoles, 28 de enero de 2009

Crónica 27 - Flashback

El día soleado hace que mi piel sienta mejor que yo que es un momento ideal para salir de la clase. Mis compañeros de 6º grado se alegran porque pueden dejar esas aulas con olor a madera y aserrín y cambiarlas por el aire cálido y el suelo verde del campito que está detrás de la escuela. Condiciones óptimas para jugar al fútbol.

Mis compañeras de 6º grado se alegran porque pueden sentarse a tomar sol mientras hablan de los chicos que les gustan y de la ropa que quisieran tener y sobre cosas más interesantes como... como... No, nada más. No parecen tener nada más en la cabeza.

Yo no me alegro mucho. Me gusta la idea de no tener que obligar a mi cerebro a pensar las aburridas y tediosas tareas que la maestra con su falta de imaginación vuelve a dictar una y otra vez. Sin embargo, mientras tuviera que hacer eso estaría bien. Mientras que tuviera que hablar únicamente de algo seguro que estamos obligados a hacer, no me importaba. Pero cuando la portera llega para avisar que hay amenaza de bomba, mi corazón y mi cabeza no me dejan pensar bien. No es por la amenaza de que una bomba explotará en el edificio en el que estoy. Todas las semanas ocurre eso, y nunca es más que una llamada hecha por algún estudiante que no estudió para el examen. Lo que me asusta es que cuando sucede eso tenemos que salir al campo que hay detrás de la escuela.

Lo peor de todo es que al no tener nada que hacer mis amigas querrán que me siente por ahí a charlar con ellas de temas que no me resultan atractivos en lo más mínimo. Y peor aún: como no me interesan no hablo, y, como no hablo, ellas me critican, se ríen de mí o piensan que soy la persona más aburrida y extraña del planeta.

Yo me quiero imaginar que no es así, que en realidad tengo otras cosas en la mente, pero ellas nunca querrán hablar conmigo de la historia que estoy leyendo, de cómo me identifico con la protagonista a la que le gusta escribir y vive en una época en la que las mujeres no hacen esas cosas. De cómo a veces pienso que nada cambió.

Entonces decido cambiar de estrategia. Si van a pensar que soy rara de todas maneras, entonces por lo menos voy a aprovechar el tiempo libre para leer. ¡Qué lástima! No traje la novela que estoy leyendo... Pero tengo la pequeña enciclopedia pasada de moda que llevé para estudiar la llegada de Colón a América. ¿Habrá algo interesante ahí? Sí, seguro que si.

Cuando llegamos al campo me retraso al dejar mi mochila junto a las otras. O eso es lo que les hago creer a las demás. Cuando veo que ya están entretenidas, me siento, abro el libro y encuentro un apartado sobre astronomía. ¡Qué buena forma de eludir las tediosas charlas sobre cómo piensan depilarse las chicas cuando pasen unos meses más!

Pero la estrategia no funciona mucho tiempo. No termino de leer la primera página cuando dos de mis amigas vienen a buscarme y riéndose me dicen: ¡Qué traga que sos! Dejá los libros. Vení con nosotras.

Mi autoestima cae, mi capacidad de defensa también y dejo que me arrastren humillada hacia su círculo de personas normales...


lunes, 5 de enero de 2009

Casi una crónica

Algo que me pasó ameritaba que escribiera una crónica... pero antes de que piense cómo redactarlo en forma ordenada les dejo el el link para que vean el resumen y las fotos en mi otro blog

http://celestisima.blogspot.com/2009/01/de-como-termin-haciendo-un-papel-de.html