viernes, 22 de agosto de 2008

Crónica 20

I
Voy a prepararme un tilo para calmarme. Como si sirviera de algo. Estoy convencida de que eso de que el tilo calma los nervios es un mito. Pero igual lo hago. El sólo ritual de ir a prepararme un té cuando todos están dormidos, me devuelve al eje. No sé cuál es, pero lo encuentro. Pongo la pava a calentar y me doy cuenta de que el tratado que hay en el hogar para que el lavado de los platos no recaiga sobre uno solo me deja en la posición menos favorable. Quedo como los países del tercer mundo en los pactos internacionales: no se sabe cómo pero siempre salen perjudicados. Y de pronto me maravilla cómo la cotidianeidad de prepararme un té me saca los nervios. No voy a poder comprobar si lo del tilo era un mito, porque no llegué a tomarlo y ya me relajé.

II
Y ahora lo recuerdo.

III
Escribir. Encontrar las palabras adecuadas para expresar ese sentimiento o pensamiento que queremos compartir con aquel que esté dispuesto a leer. Ese hecho simple ocurre ocasionalmente. Y hace que cada célula experimente una sensación de placer porque el cerebro, con todo el entramado social que porta, logró una de sus mas importantes y complicadas labores.

1 comentarios:

Martín dijo...

No olvide su blog!!!!

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