lunes, 30 de junio de 2008

Crónica 10 (diferente a las demás)

En cierta forma dedicado a Sim

A veces algunas cosas (aunque sean las más sencillas o aparentemente triviales y/o superficiales) despiertan en mí las ganas de pensar, reflexionar y escribir mis ideas. Hacer algo que plasme la infinita cantidad de pensamientos que surgen en mi cerebro. Claro que no lo logro nunca. Debería dedicar muchas horas del día a escribir. Tal vez algún día lo haga. Pero no ahora.

Simplemente intento escribir un poco de lo que en esta media hora pasó por mi cabeza.

Hay una artista que admiraba hace un poco menos de diez años. Ya su arte no me representa tanto como cuando tenía 15 años. Para los que me conocen es claro que mis gustos musicales han cambiado bastante. Ahora me siento reflejada en todos aquellos músicos que en cierta forma todavía están fuera de ese mercado tan complicado como el de las grandes discográficas. Justamente de este tema habla esa cantante en el documental que una gran amiga me obsequió pero que voy a tomar como un préstamo sumamente generoso.

Como dije, puede ser algo superficial, pero ver algunas cosas despierta en mí muchos pensamientos. Tal vez es porque mi cerebro siempre está dispuesto a reflexionar e imaginar miles de cosas y sólo necesita un pequeño estímulo que desencadene la acción de pensar.

En este rato pensé en tantos temas que no podría reducir a un simple escrito. Lo que sí puedo es resumirlo en algunas líneas.

Quiero hacer algo que valga la pena pero no sé por dónde empezar. Siempre digo que soy insegura. Ya no sé si eso es tan verdad. Últimamente me dí cuenta de lo mucho que cambié. A lo que voy es que sé que si me decidiera a hacer algo seguramente lo conseguiría. "Algo" quiso que sea bastante capaz. Todas las cosas que me propuse hacer las logré en cierta forma... Si bien no destaco como excelente en muchas de ellas, tampoco me destaco como un desastre en ninguna. Eso no me pone orgullosa. Me pone sumamente nerviosa. Porque no sé a qué dedicar mi vida.

La vida no es nada en realidad. Escuché a Spinetta hace poco diciendo que tomó conciencia de la verdadera dimensión que ocupa en el mundo, en el Universo*. Casi nada. Un puntito más. Pero eso no lo lleva a él, como tampoco me lleva a mí, a pensar que entonces no vale nada la pena y da lo mismo hacer una cosa u otra. Yo pienso: Si soy casi nada tengo que hacer algo. No para trascender o que mi nombre sea super conocido. No. No se trata de eso. Si estoy acá voy a aprovechar este tiempo. Y no se trata del infinito debate sobre qué pasará después de la muerte. La verdad es que no me importa demasiado lo que pase después. Es ahora que tengo que hacer algo. Para que este momento, el presente, valga la pena. Es algo muy difícil de explicar. Pero yo lo entiendo y con eso creo que por el momento me basta.

Mi mamá interrumpe la línea de estos pensamientos con trivialidades, como que no compramos un jabón. Siempre piensa demasiado en esas cosas que al fin y al cabo no importan. Pero, ¿cómo se lo hago entender?. Sé que seguro piensa que no le presto atención porque estoy haciendo cosas triviales.

Escribo porque lo necesito. Y agradezco que el hombre haya creado algo tan bueno como la escritura. Un ser con la capacidad de crear algo tan complejo y tan maravilloso debería ser capaz de utilizar sus habilidades para algo mejor que ganar dinero.

Escribo para compartir con los demás, sí, pero también para aquellas veces en que me pierdo un poco. A lo mejor lo hago porque tal vez leyéndome a mi misma logre entender un poco aunque sea una mínima parte de lo que pasa por mi cabeza. Sé que mi señora madre tiene otras prioridades. Pero hoy a mis 23 años, y creo que toda la vida, mi prioridad va a ser reflexionar sobre todo. Algo entre filosófico y bohemio, creo.

El que lea esto sabe que accedió a una de las cosas más preciadas que tengo. Pero ¿de qué sirve si me la guardo para mí misma?.

*Lo sé Spinetta no es el primero que lo dice. También lo cito a él cuando dijo que uno a veces escucha el mismo concepto o frase miles de veces pero hasta que no está preparado para entenderlo en toda su dimensión no lo entiende. Es así. Uno puede recibir la misma enseñanza desde que nace y no tomar real conciencia de lo que significa. Hasta que un día, vaya a saber por qué, uno está preparado para comprenderlo. Y no puede ser algo impuesto desde el exterior, viene de adentro. Claro que ese "venir de adentro" en realidad responde a los miles de pensamientos que recibió desde afuera y que van configurando el propio pensamiento. Entonces, la reflexión viene de afuera, pero tiene que madurar en el interior para que realmente pueda ser aprovechado.

sábado, 21 de junio de 2008

Crónica 9

Alguien me preguntó por qué hace tanto tiempo no escribía acá. Y contesté que porque no tenía tiempo. Y es verdad. Pero en este momento que siento que el tiempo es mi enemigo y corre más rápido para que yo no llegue a cumplir con todas mis obligaciones, es cuando más necesito escribir.

Y cuando las lágrimas me mojan las mejillas tener a mano la música de una banda que toca mis sentimientos es algo invalorable. Como estoy tan sentimental les digo a esos músicos: gracias por existir. En otros momentos no valoro mucho estas cosas. Pero hoy sí. Me salva. Crea en mi mente espacios seguros, a resguardo de los deberes que me abruman.